sábado, 20 de agosto de 2011

Bon appétit de David Pinillos


Título: Bon appétit
Nacionalidad: España
Duración: 90 minutos
Año: 2010

Director: David Pinillos
Guión: David Pinillos, Juan Carlos Rubio, Paco Cabezas
Actores principales: Unax Ugalde, Nora Tschirner, Guilio Berruti, Herbert Knaup.

Género: Romance. Drama.
Temas: Cocina
Premios: Premios Goya: mejor dirección novel. Festival de Málaga: Premio Especial del Jurado, Mejor Guión y Mejor Actor (Unax Ugalde).


Sinopsis: Daniel es un joven y ambicioso chef español que acaba de conseguir su sueño: una plaza en el prestigioso restaurante de Thomas Wackerle en Zurich. Su extraordinario talento le servirá para progresar en la exigente cocina de Wackerle, pero no podrá evitar que su relación con Hanna, la atractiva sumiller del restaurante, se transforme en algo más que una simple amistad. Esta inesperada situación volverá del revés el ordenado mundo de Daniel y le hará plantearse una difícil cuestión: ¿merece la pena arriesgar tu carrera profesional por amor?

Análisis: Si la vida fuera como en una película... Yo te querría. Y tú me querrías a mí. La vida nos sonreiría y nuestro amor parecería no tener fin. Pero como se dice en esta película de ambiente culinario: nuestro amor no tiene receta. Y el guión de esta película tampoco.

La película quiere alejarse a toda costa de los lugares comunes de la comedia romántica, lo cual lleva a los dos jóvenes enamorados a la frustración, pues no ven colmadas sus aspiraciones; pero dotando a la vez a la película de realismo. Cuando en una comedia romántica los jóvenes se enamoran, todos los elementos parecen confabulados para que el amor triunfe (era su destino); en Bon Appétit, sin embargo, es al revés (el destino no está de su parte).

Y esa consciente negación del género romántico (lo que vais a ver aquí no es lo que sucede en las películas) se traduce en un constante juego de ruptura de nuestros esquemas habituales. Ocurre por ejemplo al principio, en la presentación de los personajes en el primer día de trabajo en el restaurante. Al conocer al guapísimo cocinero italiano enseguida, siguiendo tus esquemas habituales, lo encasillas como uno de los vértices del triángulo amoroso (el rival de Daniel por el amor de Hanna). Sin embargo es Thomas, el chef (ya cincuentón y casado) del que Hanna está enamorada. Y supones también que el italiano será un personaje despreciable, un chulo. Sin embargo es el personaje que mejor sale parado en la película y el único que no presenta rasgos negativos. Al revés, es incluso un personaje demasiado perfecto e íntegro.

Y este juego de crear expectativas en el espectador que después se ven defraudadas continúa toda la película y de alguna forma la sustenta. Extremo que se ve reforzado por la presencia de unos personajes principales que con sus decisiones frustan cada momento en que parece que su relación amorosa puede triunfar. Hanna sigue enamorada de Thomas a pesar de que éste la engaña con falsas promesas de futuro y siempre acaba volviendo a sus brazos. Daniel a su vez se debate entre su progreso profesional (es demasiado ambicioso) y el amor hacia Hanna.

Por tanto, una película que conscientemente busca alejarse de los clichés de las películas románticas; dotándose así de un aire más realista en el que las cosas no son tan fáciles y no siempre el destino, ni nosotros mismos con nuestras decisiones y sentimientos, nos lleva por el buen camino ni nos une a la persona que más nos conviene. No hay receta para la vida.

Valoración *** (sobre 5)

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